"La dificultad no debe ser un motivo para desistir sino un estímulo para continuar"

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134. Historia del oso y el madroño

HISTORIA DEL OSO Y EL MADROÑO El porqué del Oso y el Madroño El oso y el madroño, representa las armas heráldicas de Madrid, con el madroño superando en altura al oso y éste apoyando sus manos sobre el tronco y dirigiendo sus fauces hacia uno de los frutos. El Oso y el Madroño Según los historiadores, el origen de este escudo se remonta al siglo XII, cuando se utilizaba como insignia bélica para distinguir a unos caballeros de otros. Aparece un oso/a (en homenaje a un oso pardo que el rey Alfonso XI cazó en los montes que había en Madrid), al lado de un arbusto. En 1202, Alfonso VIII concede a Madrid los Fueros, lo que le permitía disfrutar de las tierras y montes desde Madrid hasta la Sierra. Asi comienza una lucha constante entre el Clero y el Concejo por el dominio de estas tierras que duraría 20 años. Al final se adopta una solución: el Clero se quedaría con los pastos y tierras que rodeaban al castillo de Madrid y sus montes, mientras que el Concejo sería el dueño de los pies de los árboles y la caza. Como resultado de esta decisión, el Clero coloca en su emblema una osa pastando en un campo (pretendía representar el poder de la Iglesia, haciendo notar que aunque el Concejo tuviera potestad sobre las fieras para cazarlas, éstas se inclinaban para alimentarse de los pastos de la Iglesia). El Concejo a su vez crea otro blasón, en el que la osa aparece erguida sobre sus dos patas traseras, alimentándose de los frutos de un madroño. El arbusto de madroño simboliza la posesión de los pies de los árboles que correspondía al Concejo y su importancia para la construcción en una ciudad que, como la osa, comienza a levantarse. En el escudo de la Villa también aparecen siete estrellas, simbolizan la constelación de la Osa Mayor, más conocida como el “Carro”, por ese motivo, se supone que es una osa y no un oso. Por último, el escudo se remata con la Corona, símbolo de la Monarquía. Fue Carlos I en 1544 quien decide concederle a la Villa el privilegio de llevar la corona real en su escudo, por curarse de unas fiebres gracias a un brebaje de hojas de madroño (por eso, la corona se colocó en un principio sobre este arbusto). A partir de entonces la ciudad recibiría el título de “Villa imperial y Coronada de Madrid”. Apius Claudius Caecus...

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